Paul Otellini llega a un acuerdo para desembolsar 7.680 millones de dólares en la compra de McAfee, la mayor adquisición en décadas de historia de Intel. Y esa misma tarde del jueves 19, un analista de Gartner, Peter Firstbrook, escribe que no encuentra ninguna sinergia entre las dos compañías… “ninguna en absoluto”. Al día siguiente, las sinergias ya están más claras para Matthew Cheung, otro analista de Gartner: “la creciente sofisticación de las amenazas está llevando a las organizaciones y los consumidores a invertir más recursos en soluciones de seguridad durante los próximos años, y esas soluciones serán radicalmente distintas a las que conocemos”.
La distancia entre las sedes de Intel y McAfee, en Santa Clara (California) no llega a los dos kilómetros, pero encontrar las sinergias parece que requiere dar un rodeo. Definir a McAfee como una “compañía de antvirus” es unilateral o equivoco, tanto como decir que Intel es “un fabricante de semiconductores”. La primera tiene un catálogo amplio de soluciones de seguridad, y la segunda lleva años diversificando sus fuerzas hacia el software. El año pasado, McAfee facturó 1.927 millones de dólares, pero en la primera mitad de 2010 ha tenido varios tropiezos desestabilizadores, que probablemente precipitaron su vocación vendedora. La oferta de compra, con una prima del 60% sobre el cierre del miércoles, es más alta que cualquier cotización de la década, por lo que será fácilmente aprobada por los accionistas. Y no parece, a priori, que vayan a producirse objeciones regulatorias.
Estábamos en que Intel lleva algún tiempo persiguiendo la diversificación. Ha adquirido sucesivamente Wind River, creadora de un sistema operativo para dispositivos embebidos, luego la compañía Havok, que fabrica herramientas para el desarrollo de juegos, y otras empresas menores de software. Es ahí donde ha de buscarse su interés en abrir nuevos espacios y negocios. Según la declaración oficial de Paul Otellini, la seguridad es el tercer pilar de la experiencia de los usuarios, con importancia equivalente a la eficiencia energética y la conectividad. Añade el presidente de Intel que las soluciones de seguridad actuales no son adecuadas para los miles de millones de nuevos dispositivos conectables a Internet, y los enumera: móviles, televisores, vehículos, aparatos médicos y cajeros automáticos. Conclusión elemental: la compra de McAfee se inscribe en la estrategia de movilidad de Intel.
No hay por qué sorprenderse, de verdad: las grandes empresas conocidas primariamente por el hardware invierten para dotarse de una rama de seguridad. La pionera fue EMC, que compró RSA en 2006, pero en los años siguientes IBM adquirió Rational y WatchFire, entre otras. Cisco ha integrado los productos de Ion Port y ScanSafe a su propia cartera, y la semana pasada HP anunciaba la compra de Fortify. A pesar de estos antecedentes, hay que preguntarse ¿qué pretende hacer Intel con McAfee?
Ante todo, seguirá funcionando como filial independiente, aunque controlada por el Software & Services Grupo, que dirige la vicepresidenta Renee James. Se puede interpretar que el propósito inmediato es contar con una oferta de protección para móviles. Recientemente, McAfee compró Trust Digital (suministrador de antimalware para el iPhone) y TenCube (que vende software de seguridad para Android y Symbian). Lo que hace previsible la aparición de “un producto” íntimamente vinculado al futuro procesador para smartphones, que Intel desarrolla bajo el nombre de Medfield.
También hay que subrayar el interés del comprador en arrimarse al fenómeno de las “nubes privadas” de servidores basados en sus procesadores. “La virtualización y la emergencia de nuevas aplicaciones cloud, están cambiando las prioridades de las empresas, y por consiguiente condicionan el mercado de la seguridad”, opina el analista Cheung. Por cierto, las últimas previsiones de Gartner sobre el mercado de software de seguridad superan los 16.500 millones de dólares para este año, un 11% más que en 2009. Sobre este total, el software orientado a los consumidores representa 4.200 millones, y el resto incluye un componente creciente de appliances.
El revuelo ha sido inmediato, y los rumores apuntan a que otras empresas de seguridad recibirán ofertas de compra, no tienen por qué ser las menores. Un análisis urgente de Goldman Sachs pronostica que Symantec está en la mira de algún pez gordo (muy gordo habría de ser para engullir una sardina que vale en bolsa 11.000 millones de dólares). Symantec no ha dicho nada, pero como otros competidores parece convencida de que McAfee pasará un tiempo distraída con sus cambios orgánicos, lo que les permitiría rebañar clientela. Un ejemplo es TrendMicro (1.030 millones de dólares facturados en 2009), que ha comentado la noticia a través de su CEO, Eva Chen: “el modelo de software embebido es totalmente diferente al modelo de software de seguridad operativo, por lo que se presenta una oportunidad para que los clientes revisen los acuerdos que mantienen con sus partners de seguridad y valoren si estos les ofrecerán los servicios y la experiencia que necesitan.”
Por su lado, Juan Santana,consejero delegado de Panda Security, ha escrito en su blog: “[…] una vez se cierre la operación, el nuevo McAfee funcionará de forma muy similar a como lo venía haciendo hasta ahora, aunque desde una organización más grande y con menos conocimiento sobre el software, lo que seguramente estará ya en la cabeza de muchos de sus actuales clientes […] En el medio plazo, el medio plazo el foco estará en el desarrollo de un hardware-mejorado que hará posible una mayor protección para los consumidores, gobiernos y empresas”. Tiempo habrá de comprobarlo.